Hace apenas dos semanas tuve la pena de leer una noticia que después vería en televisión, sobre las armas químicas de unos asesinos que no solo se esconden para derramar el terror sobre la población, sino que tuvieron la cobarde y miserable desidia de arrojarlas sobre lugares repletos de niños... niños a los que al poco tiempo les faltaba el aire mientras las convulsiones no les dejaban ni saber que era lo que ocurría a su alrededor.
Desde entonces, no he podido quitarme esas imágenes de la mente y tampoco se si debiera hacerlo ... porque aunque fuese una sola víctima, que fueron muchas, no puede dejar de impresionarnos hasta donde llega la maldad, la cerrazón y el fanatismo, así como no puede quitarse de nuestra conciencia de que otras maneras recibimos noticias quizás con menor impacto emocional, menos dolorosas, menos graves a corto plazo, pero que sin darnos cuenta, van formando o deformando la imagen, la interpretación que tenemos de nuestro mundo.
Desde las armas químicas en Siria, al derramamiento de sangre en Egipto, Irak, Palestina, por no decir del incivilizado reparto de la riqueza desde los países del norte a Africa por ejemplo o America Latina, donde el mundo y la vida son tan diferentes a los que aqui en Europa disfrutamos. Poco a poco una escalada gigantesca, una montaña impresionante hace que unos seres humanos estemos arriba, con necesidades fabricadas por tener las básicas solucionadas, quejándonos tal vez de no tener un modo de vida aún mejor y otros estén abajo, tan abajo que apenas se oyen sus llantos, tan abajo que si vieran por un agujerito este mundo, el que aquí vivimos, quizás les hiciese volverse locos.
Pues hoy en un momento de relajación me he sentado con la intención de ver la televisión, y haciendo una búsqueda curiosa por saber que es lo que ofrece la llamada parrilla, y nunca mejor dicho porque tras bucear por los canales acabas mas chamuscao que en la propia, he descubierto para mi alegría un programa por finnnn, un programa hecho en televisión para y por la solidaridad de esta nuestra especie.
Conozco viendo el programa a la presentadora Toni Moreno, y a diferencia de otros espacios que alguna vez intentaron algo similar, encuentro una actitud y una alegría inesperada en esta mujer, que según avanzan los minutos me demuestra ofra forma de "coger el paño", es decir, no es una simple muestra de pésimas situaciones personales que hace que nuestro ánimo colectivo decaiga definitivamente sin esperanza. No, no es eso. En este programa la perspectiva está cogida por su sitio desde el principio. No conozco a los demas profesionales que estén detrás de las cámaras, pero por el camino que marcha el espacio, presiento que se han juntado un grupo de personas de verdad con varios criterios claros.
Tienen la televisión, un medio milagroso cuyo potencial aún no he visto utilizar con objetividad por nadie, tienen una profesión cuyos derroteros invitan a descubrir historias y tienen a su alrededor una realidad que por desgracia esta ahogada de necesidades particulares y anónimas. No tan urgentes, seguro, ni tan impactantes como lo que sabemos del espectro internacional, pero si importantes y a largo plazo causantes de muchas desgracias y dolor callado que por mucha era de la comunicación y siglo XXI que vivamos no somos capaces de descubrir a falta de medios que lo posibiliten.
Esas desdichas son particulares, ¿estan escondidas? no, simplemente no estamos utilizando la red necesaria para enterarnos y ponernos en contacto. Contacto, cercanía... algo que nos falta porque paulatinamente los mensajes publicitarios, esos que se estudian destinados para las masas, nos convocan al individualismo y al ostracismo en las relaciones.
Esa falta de medios, claro está, no es real. Los medios los tenemos, sino que se utilizan habitualmente para motivos sospechosamente creadores de estados de ánimo círculares que no hacen más que mantener una dinámica de vida que parece inexorable.
No digo que no seamos reaccionarios, no digo que no sepamos analizar nuestro mundo, ni siquiera que no tengamos ganas de echar una mano para cambiar el sistema. Solo que seguramente los grandes avances conseguidos en comunicación no están aprovechados en nuestro mejora, sino en la de los grandes holdings empresariales que ven como sus cuentas bancarias aumentan a la vez que su codicia y sin sentido.
Pues bien, en este programa han decidido unir ambos comunicantes, personas anónimas con dramas callados, en estado de grave necesidad o que en poco tiempo lo serán, y el otro lado de la cara, personas con medios y capacidad de ayuda, siendo que los dos extremos probablemente puedan encajar en una cadena social a todas vistas desequilibrada.
Por eso digo que al descubrirlo hoy por fin, he visto como se obra el milagro, formulando una simbiosis que contiene, necesidad, ayuda y comunicación. Y todo eso llevado de la mano por un equipo cuya actitud no es lúgubre ni mera transmisora del fracaso. No, por fin algo que nos estaba faltando. Toñi Moreno lo conduce desde el primer minuto con la alegría, con la felicidad, con la buena noticia en sus palabras y sus gestos de descubrirnos que podemos estar unidos, que entre todos, podemos hacerlo, obrar un cambio, pequeño, tal vez, pero necesario.
Descubrir que poniendo en contacto a unos y a otros, es servir de medio de conexión para equilibrar una balanza que nos crea tanta infelicidad. Todos sabemos que la única relación de los necesitados con los estamentos públicos, adolece de una organización justa y proporcionada, reventada a día de hoy por una corrupción digna de otros países que consideramos subdesarrollados.
La ayuda que se ofrece en "ENTRE TODOS" no es solo material que ya es imprescindible hoy día, si no que abre una nueva perspectiva de esperanza, puede descubrirnos que la solidaridad no se produce solo en las grandes y aparatosas causas, sino que en la base del iceberg, allí abajo donde las lágrimas del prójimo no nos salpican, existe un mundo cuya comunicación es necesaria para avanzar, e ir creando una situación más, mucho más amable para nuestro entorno y nuestras circunstancias.
Hoy me he visto atrapada por lo que estaba sucediendo en la pantalla, y la culpa ha sido de un conjunto de personas, de unas historias personales que la han traspasado y sobretodo de un teléfono que durante las dos horas de programa no ha parado de sonar con llamadas que hablaban de solidaridad, con llamadas que han abierto una ventana de esperanza a varias familias de este país, que calladamente, vivían ahogadas por la angustia, por la falta de medios para poder sacar adelante a sus familias en las necesidades básicas, en esas que aún millones y millones de personas buscan cada día los rastros de una minima dignidad de la que habla nuestra constitución y que apenas este sistema nos permite conquistar.