
- 1. Me encanta viajar. A primera lectura se que ello no es nada raro ni extraño, pero es que lo que a mi me gusta exactamente es el trayecto de los viajes. Se puede decir que disfruto casi por igual en el camino que en el destino. Es decir que cada viaje me supone tres espacios interesantes, la ida, la estancia y la vuelta. Tengo que decir que casi siempre viajo en tren, y en cada viaje he tenido ocasión de conocer gente muy interesante, y cuando no es así, es un tiempo de reflexión del que suelo disfrutar.
- 2. Al igual que Shikilla, no soy yo, si no me acuesto requetetardísimo. Aún a costa de tener que hacer grandes esfuerzos para madrugar al día siguiente, no cejo en mi empeño, porque es que la noche me procura momentos de los que no dispongo durante el día y es mi preciada hora de la relajación.
- 3. Otra cuestión, la cual siento profundamente, es mi excepcional fobia a cualquier bicho o animal que se mueva (por ahora puedo con los gatos de escayola). No puedo soportar que se me acerque desde un inocente pajarito hasta el más cariñoso de los canes. Es superior a mí, de momento es algo que me puede, y que me crea más de un problemilla, ya que, así como ciertas mascotas son difíciles de encontrar en las casas, los perros abundan en gran parte de las de mis amigos o familiares, y soporto amargamente ciertos envites.
- 4. Negación automática de las prisas para todo. No tengo coche y diariamente tengo que viajar 4 o 5 veces en autobús. Un día (después de estar a punto de protagonizar una de las mejores caídas de videos de primera) decidí que se habían terminado los sprints a la caza del colectivo. Ahora los veo llegar a mi parada, y como siempre, yo estoy lejos. Tranquilidad absoluta, a los sitios que suelo ir siempre voy bien de hora, en diez minutos llegará otro, mi integridad física me lo agradece y mis conatos de stress también. Se acabó el correr, sin tener prisa.
- 5. Cuestión marcas. Desde que tengo uso de razón no recuerdo haberme comprado absolutamente ninguna prenda de ropa que tuviera una marca conocida. No lo soporto. Mi incapacidad está por encima de la razón económica (que tampoco lo soportaría), pero siento tal impotencia ante la saturación de publicidad que nos envuelve, que ésta es mi forma de rebelarme ante ello. En alguna ocasión por falta de información me han regalado estas marcas y claro que las he usado, que no estoy yo por despreciar un regalo, pero nunca una compra mía se dirigirá hacia ellas.
- 6. Me encanta ver fotos antiguas, las del siglo XIX de gente anónima o conocida, de cualquier país, me suelen impresionar, y reconozco que me apasiona más ver esas fotos que cualquier exposición de pintura. Yo solita me hago mis composiciones de las historias tremendas que pueden transmitirme ciertas imágenes. La forma de vestir antigua, los juguetes, los objetos, medios de transporte, carnets, cartas de amor, fotos de familias enteras, etc… A esto hay que añadir los documentales políticos o sociales que han dejado imágenes en movimiento dignas de observación.
- 7. Me encanta la gente mayor. Siempre que tengo ocasión, si salgo con mi madre a pasear o coincido en el bús, provoco alguna conversación que me permita escuchar historias, las de antes, y como ven el mundo ahora. Por saludo, una sonrisa y después todo viene rodado. No entiendo mucho porque nos tenemos tanto miedo entre la gente, cuando no nos conocemos, y nos cuesta tanto reaccionar mas naturalmente, como somos, creo que entablar algún diálogo con desconocidos nos enriquecería mucho y ayudaría a ser menos autómatas.
En fin, he tratado de contaros algunas cosillas mías que espero hayan cumplido con el cometido de la invitación, que por cierto, he estado encantada de recibir. Un abrazo fuerte