domingo, 25 de noviembre de 2018

Hay un bucle tormentoso en todas las historias. Una rueda que no cesa, interminable, violenta, segura, déspota, cubierta de grandeza porque domina la debilidad ajena.
No saben cómo llegaron hasta allí, pero están en el ojo de un huracán, compuesto de gritos y golpes.  Ignoradas a partir del lazo de los anillos, que prometian una vida feliz.
La derrota cotidiana aniquila su ser y perciben una jaula sin cerrojo.
Silenciosas como muertos, por vergüenza de ese mismo fracaso que les inoculan con violencia. Y la rueda gira, no hay salida.
Hoy es el día para hacer visible una gran herida social, la del maltrato a las mujeres que callan y lloran a escondidas, porque no se puede denunciar sin que haya crimen inmediato. 
Hoy en día aún no sabemos la fórmula para que esta lacra termine, pues miles de vidas están en manos de ellos, los violentos, los cobardes, miserables, que caen a plomo en lav vida de mujeres y niños, por no saber cómo desahogar sus mezquindades.
Y tan cobardes que prefieren morir a enfrentar su vida sin Ellas.
Porque la realidad es que son las valientes, las heroínas de cada día, las verdaderas protagonistas de la historia.