sábado, 16 de mayo de 2009

¿Crisis de qué? de valores

En el último mes la información sobre el virus de la gripe porcina ha sido la estrella informativa. Su nacimiento y evolución han dado lugar a estadísticas detalladas sobre el número exacto de heridos graves, leves, muertos, posibles. Después de tanto ametrallar con la misma ralladura, me digo que escrupulosos somos con las enfermedades del primer mundo, caray¡
Solo adquieren gravedad y dimensiones de “pandemia” cuando nos afecta a nosotros. Mientras, mensajes ahogados de ayuda provenientes de nuestras Áfricas, Asias, Sudaméricas queridas, no obtienen respuesta, ni la difusión que necesitarían. Es decir, aquí en el llamado primer mundo, importa más el lugar de donde sean las víctimas que la cantidad de damnificados de una tragedia.
Varios son los factores que se acumulan en esos países para llegar a tal nivel de vulneración del derecho a la vida: escasez de recursos, alta natalidad, falta de educación, ausencia de infraestructuras económicas, industriales, agrarias, etc.
Al otro lado del globo sufrimos de exceso de todo, hasta de soledad…
Y ojalá solo fueran las epidemias. Porque las hambrunas también existen y matan, destrozan la vida que intenta incansablemente aparecer. El sida que desde que asomó al mundo ha sembrado muerte en su macabra visita, la meningitis, el cólera, sacuden con fuerza a débiles cuerpecitos que apenas comenzaban a luchar.
Eso si son pandemias, las vidas se exterminan a la misma velocidad que aquí firmamos créditos para consumo tristemente innecesario, y de esas muertes recibimos noticias muy puntuales en los medios. Gracias a las ONGs y congregaciones misioneras que intentan paliar en gran medida este infortunio desgraciado.
Por eso, no quiero saber nada más de esta nueva gripe, porque eso significa quitar la mirada de las antiguas, de esas a las que ya no nos quedó más remedio que acostumbrarnos. No quiero acostumbrarme. No quiero saber de un solo enfermo más, si no me informan de cómo van otras epidemias.
¿Es que solo nos interesa la novedad? ¿Nos cansamos tan pronto de lo conocido? Entonces ¿es verdad que devoramos noticias ansiosamente sin pararnos a calcular la trascendencia de las mismas? Me da pánico pensar en que el camino no tenga paradas, silencios, descansos del bombardeo, reflexión necesaria, que nos permita digerir cada una de las notas que nos llegan de lejos, para poder comparar y escoger con claridad, cuales son las cosas urgentes, las que afectan a más seres, las más evidentemente duras, de otras en las que invariablemente los diarios y otros medios utilizan y manipulan con el único fin de distraernos de lo “importante”.

11 comentarios:

ABRAXAS CADIZ dijo...

Creo, igual que tú, me parece, que la auténtica crisis es de valores humanos, de humanidad.

¿Qué nos puede salvar del desastre? No lo sé muy bien...
Pero creo que la iniciativa debe surgir del primer mundo, que es el que tiene la posibilidad de cambiar el mundo entero.
¿Cómo? No lo sé. Quizá sea necesario un derrumbe global, una nueva edad media, de la que surja un nuevo modelo de humanidad, un mundo menos egoísta y más solidario...
Mientras tanto, trabajemos por difundir valores humanos por los medios a nuestro alcance.
Dices que hay pandemia de soledad en el primer mundo. Es así. De soledad, de miseria moral, de engaño sobre lo que hace feliz a un ser humano.
Pero más pronto que tarde los amos de la caverna probarán su propia medicina...

Anuskirrum dijo...

Como bien dices, querido Miguel, sufrimos el engaño sobre lo que necesita el ser humano.
Y sabiendo que hay muchas manos en la lucha, me entristece saber de estas demostraciones de baja o nula moral.
Una nueva edad media... donde era necesaria la convivencia y el intercambio de emociones y sentimientos eran más valiosas que cualquier artilugio recreador de felicidad. Eran las personas las que daban y quitaban esa iluminaria de los sentidos.

Nos volvemos locos por el indecente egoísmo, y el pensamiento erróneo de que este mundo es finito y hay que aprovecharlo.

Ojalá esos amos de la caverna vivieran mil vidas del sufrimiento que causan en sus víctimas.

Anónimo dijo...

Hola Ana, hice un comentario en mi oficina de tu reflexión sobre los valores humanos, y alguien contestó, "bueno, vale, pero eso no ha sido idea de tu hermana, no ha sido la primera en decirlo", como si eso le quitara valor a lo que dices, es impresionante la ceguera. Gracias por tus palabras

Anuskirrum dijo...

Solo faltaría que fuera yo por ahí descubriendo misterios maja¡
Yo lo que quiero es pensar un poco en ello, reflexionar como dices, para que en mi cabeza y en mi alma no se precipiten las cuestiones en una sola línea y única.
Sobretodo, para intentar ver que opciones poseemos, cuales utilizamos, etc...
En fín, cada cual se queda con el mensaje que quiera entender, ¿te acuerdas del cuento de aquel que al mirar a la luna solo se fijaba en el dedo que la señalaba? pos eso.
Gracias por seguirme chacha.
Un besazo

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Querida Ana, toda la razón del mundo, la crisis auténtica lleva mucho tiempo entre nosotros, hemos dejado que los valores importantes se pierdan.

No cotiza en bolsa la humanidad, la solidaridad, la generosidad, porque eso no da ninguno de los "triunfos" que hoy están en alza.

Qué podemos esperar de quienes piensan que la fe es algo obsoleto que limita al ser humano, como me han dicho en mi blog en un comentario.

Qué podemos esperar si de las altas esferas del Gobierno se dice que un feto es un ser vivo pero no humano, o sea que debe ser un pez, digo yo. Eso lo ha dicho alguien que ha de defender la Igualdad.

¿Crisis? Esto es la mutación del ser humano en piedra pura y dura, al menos eso me parece a mi, tristemente.

Tu exposición de los hechos muy acertada, como siempre. Besos, Ana.

Anuskirrum dijo...

Shikilla tienes la capacidad de esbozar grandes verdades de manera apasionada e interesante.
Tremendo, he seguido con interés las respuestas en tu blog y cierto es que no me escandalizan porque por desgracia sé que existe ese pensamiento. Pero si me llena de tristeza pensar que pretendemos ser dioses decidiendo quien debe vivir y quien no; y que nos alejamos a mucha velocidad de las cosas sagradas. Como puede limitar la fe? si por medio de ella es por donde el hombre puede perfeccionar y alimentar su corazón. Nunca puede llevarnos hacia atrás, sino todo lo contrario, pero quien no quiere ver tampoco podrá sentir la experiencia de la vida en compañia de Dios.
"Mutación del ser humano..." no por dura menos cierta tu frase.
Deberíamos tratar de unir nuestras aspiraciones para crear la fuerza necesaria, pero hoy por hoy parece que "separar" y "desunir" está de moda. Somos tan independientes que estamos llenos de soledad.

Eva dijo...

¡Cuánta razón tienes!, yo he llegado a pensar que se estaba exagerando, que existen otras cosas peores en este nuestro mundo a las que no les prestamos apenas atención pero... Sólo espero que todo vaya terminando poco a poco, sin ilusiones no se vive ¿no?

Anuskirrum dijo...

Por supuesto querida Eva, no podemos perder la esperanza nunca. El ser humano tiene armas para rebelarse contra esta sinrazón. La tarea difícil es pararnos a pensar que es lo que estamos haciendo y de que participamos individualmente.

Como he escrito también pienso que exageramos, bueno, más bien valoramos de manera distinta lo que nos ocurre a nosotros del resto.

Un abrazo Eva

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Ana, gracias por tus palabras como por los comentarios en mi blog. Existe ese pensamiento del que hablamos, pero no puedo sentir mas que pena porque creo que la fe es siempre un regalo.

Te he dejado en mi en mi blog un regalo que espero que aceptes y nos permita conocerte un poquitin más.

Toñy dijo...

Si le preguntas a la juventud qué son los valores te dirán; qué????? pero pregúntales de Gran Hermano, revistas del corazón y bazofia, en eso, todos somos unos expertos...

Es triste ver cómo los valores de los que hablas han desaparecido de nuestra vida con mayor rapidez que el dinero, en fin, o mucho cambian las cosas o, me temo que, cada vez, iremos de mal en peor...

Abrazos

Anuskirrum dijo...

Si va cambiando la escala peligrosamente Toñy, si nos ponemos a pensar tan solo hace veinte años que nuestra convivencia era mas sencilla, mas cercana, más profunda. Ahora tenemos prisa todo el día y decimos constantemente que no queremos "perder" el tiempo. Lo que no queremos es disfrutarlo pareciese porque siempre encontramos algo mejor que hacer que convivir, estar junto a... solamente estar... para conocernos mejor, para ayudarnos, para comprendernos.
Ultimamente siento que huimos de las relaciones que piden compromiso, y creo que nos falta contacto, contacto para no deshumanizarnos más en esta carrera histérica que nadie sabe quien empezó ni para qué.

Un abrazo Toñy