lunes, 16 de febrero de 2009

PATERAS ASESINAS

Llegaban a Lanzarote el domingo en la tarde, veintiocho personas, da igual de que edad, la vida es igual de necesaria. Duelen los niños que ya no crecerán, por una codicia humana que ni la infancia respeta. Pero duelen igual todas las almas, todos los héroes, todos los seres… que estrecharon su angustia en cinco metros de eslora, tras la exigente miseria que transporta el hambre.
Y en los llantos rezagados de furtivas despedidas, quien sabe que miserias, que sudores, que rupturas, hubieron de salvar para iniciar el rumbo. Tan solo la humana ansiedad de vencer la muerte, secó las lágrimas de un dolor desconocido al renunciar a su hogar. Quien sabe cuantos silencios albergaron sus miradas de miedo.
Promesas de guante blanco, sórdidas sombras de gentes malditas, que inflan sus bolsillos, con el tráfico humano, hacia un destino que nace accidentado, convirtiendo el fuego de la vida, en húmedos cadáveres tan solo velados por sus sueños.
Veinte metros les separaban de la vida que buscaban… y la fortuna no ha querido consentirles un puente. Quizás no buscaban aquí nada, tan solo huían. No retaron a la muerte porque no tuvieran miedo, es que el profundo sufrimiento bautizó sus anhelos con nombre de destierro.
En este último naufragio, han dejado sus últimos segundos veinticuatro inmigrantes, ahogando sus esperanzas en una costa extraña, donde nadie conocido los espera, sepultando en la memoria del diario, la cuenta de los muertos sumergidos.
El domingo en Lanzarote solo seis supervivientes y un testimonio impresionante, extraordinario…. Un vecino de la zona del accidente, a pesar del fuerte oleaje, se lanzó al mar a rescatar a los heridos y vivió según dice uno de los momentos que no olvidará jamás, cuando un niño de 14 años, que se encontraba agarrado a la popa de la patera le gritó en francés "que me llevara primero a un niño" menor que él…
Catorce años tan solo, un chaval, un adolescente que pudiera estar ajeno a tal sentido de la generosidad, a tan escrupulosa nobleza, especialmente en esa circunstancia de fuerte tensión, que hubiera dejado paralizado a cualquiera de nosotros.
Agradezco desde aquí el trabajo de los profesionales y voluntarios que acuden al auxilio de esta llamada de nuestras tierras vecinas. Manos amigas, responsables, fraternas, comprometidas, que ofrecen su ayuda, y acogen con pulcro cuidado a los supervivientes. Rodean con sus brazos la amargura y el antiguo dolor del inmigrante, tratando de aliviar la soledad de ese primer momento de decepción y muerte, que nos recuerda a todos, cada día, el olvidado privilegio que tenemos, de haber nacido a este lado del mar.

12 comentarios:

ABRAXAS CADIZ dijo...

Querida Ana,
Impresionante tu relato. Me ha dejado sin palabras.
No podemos llegar siquiera a intuir el dolor de estos seres humanos, ni su heroicidad.
Y lo del niño de 14 años... ¡si tuviéramos aquí una generosidad como la suya...! El mundo sería otro.

Toñy dijo...

No tengo nada más que añadir porque has dicho todo lo que pienso en pocas palabras.

Hace falta más esfuerzo, más ayuda, más medidas, más generosidad pero, sobre todo y, ante todo, hace falta más educación... sin ella, no dejaremos de ver las pateras llegar y sólo unos pocos ofrecer sus manos mientras que el resto del mundo vuelve la cara para otro lado.

Un abrazote enorme

mreina dijo...

Impresionante relato, para reflexionar. Gracias y saludos

Acuarius dijo...

luz

Anuskirrum dijo...

Así es amigo Miguel, a los que sobreviven les toca la parte de contar lo que pasó; vivir con ello, con el dolor intenso de saber que les pedimos su vida a cambio de ayuda. Que duro.

Querida Toñy, esa es la cuestión, donde queda nuestra educación, si no consideramos de una vez que el mundo es de y para todos.

Gracias mreina, por pasarte por aqui.

Un abrazo fuerte

Loba dijo...

Quizás no todos emigramos de la misma forma, pero todos somos extranjeros en algún momento. Y el emigrar me habla de una necesidad, la búsqueda de algo mejor, el escape a un mundo y una realidad carente de una posibilidad real de ser feliz, o simplemente una posibilidad real de poseer dignidad.
La humanidad ha dado pasos agigantados a su autodestrucción, no hay respeto ni siquiera por el ser esencial de un humano, bueno y quéda para los animales?.
Y mientras en el mundo siguen existiendo por segundos y en todos los rincones situaciones como la del chico de 14 años, se realizan transacciones millonarios y robos eternos que siguen quitandonos la posibilidad de mirarnos alguna vez como iguales!!!...
Que hermoso hubisese sido poder mirar el mundo con los ojos Bolivarianos!!!

Anuskirrum dijo...

Amiga Adriana, es verdad que no todos emigramos de la misma forma, en este país mío llegan todos los días barcas que huyen de la miseria para buscar algo de humanidad, y solo encuentran más miseria, pero la de aquí es humana porque seguimos negándonos a compartir.
Tenemos que mantener la esperanza de que algún día todo esto ea diferente.

Te mando un fuerte abrazo.

Loba dijo...

Querida:
Te escribo aquí esta petición pues no supe como hacerlo de otra forma, me preguntaba si tienes algun correo al cual pueda agregarte para intercambiar información o material...se me hace interesante desde hace un rato nuestros dialogos en los blogs pero además sería interesante poder conversar contigo...el mío por si quieres aceptar esta propuesta es adrianits@hotmail.com

Un abrazo

Anuskirrum dijo...

Por supuesto amiga, te envío correo a tu dirección y así puedes grabar el mio, ok?

Un abrazo

Hiperbreves S.A. dijo...

La verdad es que este drama que vivimos casi a diario en Canarias ( y en otros puntos del país y del planeta) es quizá el mejor ejemplo del mundo injusto en el que vivimos. El día de la muerte de esas 25 personas (19 menores según uno de los últimos datos) me entretuve mirando los medios de comunicación y ¿saben qué? Esos 25 muertos eran la quinta, sexta o séptima noticia. La muerte de Marta del Castillo, la chica sevillana asesinada hace más de un mes, ocupaba mucho más espacio que esas 25 personas. Qué triste.

Anuskirrum dijo...

Triste, de verdad, dramático que nos hayamos acostumbrado a estas noticias. Ya no se comentan, ni mucho menos salimos a protestar por el consentimiento de tal deshumanizada tragedia. 25 personas, con sus historias, y así cada día.

Gracias por visitarme Hiperbreves,
te mando un fuerte saludo.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Ana, una manera hermosa de contar algo tan doloroso, tan triste, algo en lo que nos sentimos impotentes y tan sólo algunos pueden ayudar con su presencia, con su calor, una manta y una mano amiga.

Es un drama que queda en esos ojos profundos que miran siempre con miradas interrogantes y a mi me parece que sé lo que preguntan...¿por qué?.

Un abrazo